viernes, 11 de febrero de 2011

--El juego y YO---

Hay personas que dicen que juegan para divertirse. Yo juego para ganar.
¿Cuál es la gracia de jugar a algo si no se pone toda la energía en ganar?

Desde niña me acusan de ser extremadamente competitiva.
Cuando era chica y mis papás salían a comer afuera, aprovechábamos con mis hermanas para jugar al ludo que alguien me había regalado para algún cumpleaños.

Tengo recuerdos de ser la mejor de las tres, pero cuando iba perdiendo, me enojaba tanto que no podía aguantarlo y como el ludo era mío, levantaba de manera brusca el tablero y tiraba todas las fichas a volar.
Después llamaba llorando a mis papás a decirles que mis hermanas y Deli me estaban peleando...
Ahora entiendo que en realidad no me peleaban, pero en ese momento sentía la derrota como una pelea impuesta sobre mí, como si me lo hicieran a propósito para hacerme sentir perdedora.

Una vez una persona que me quería muchísimo jugó al trivial en el equipo contrario al mío. ¿Para qué?
Conoció de mí una faceta que nunca había imaginado. Me miraba con ojos de "dónde está la Laura dulce que yo conozco" y al terminar el juego sentenció "Recordame que nunca más en mi vida vuelva a jugar al trival contigo, te desconozco".

Con los años fui eligiendo a qué juegos jugar y a culaés no. Por ejemplo, juego al palabras, al pictionary, al dígalo con mímica, al tejo (en el tejo vengo invicta desde que nací, nunca nadie me ganó). En fin, sólo juego cuando sé que tengo posibilidades de ganar. El ping pong es un caso especial porque depende mucho quién esté del otro lado de la cancha. A mi cuñado por ejemplo, es el único que no le he podido ganar hasta el día de hoy y le sigo jugando, pero juego porque sé que algún día alcanzaré la victoria y será más sabrosa que otras sólo por haberse hecho esperar tanto...

Ahora yo lo reconozco, no soy buena perdedora, pero no seamos hipócritas, ¿cuántos de ustedes cuando juegan algo realmente sienten el conocido versito: "ganamos, perdimos igual nos divertimos"?